Durante este pasado fin de semana se interpretó la obra "Vida y pasión de Miguel Romero"; una obra que venía a añadir el programa de actos de los aniversarios de la corporación bíblica Judit y la Degollación de San Juan Bautista (125 de la salida unificada de las figuras y 50 de la refundación). Una obra de José Manuel Reina de 1982 y que hasta este año no ha visto la luz.
Pero esta obra, desde este pasado fin de semana, se ha convertido en algo más. Es un legado para Puente Genil. Es una obra magistral, sobrecogedora y brillante. Algo para que no se quede en el archivo y "cogiendo polvo" con el paso de los años. Una obra didáctica para las generaciones venideras y conocer profundamente a Miguel Romero; su obra y su amor a Puente Genil de una forma excelente.
La obra resultó todo un éxito. Con tres sesiones y, en cada una, el Teatro Circo a rebosar. La aparición en escena del "río Genil" desde un principio, ya hacía meterse en la historia, en la obra de una forma íntima haciéndola tuya. Una puesta en escena muy sencilla y, quizás, ese fue el secreto. No te hacía distraerse con otro elementos, sólo era el personaje y su diálogo.
Tuvo de todo... te recorría de forma muy amena la vida de Miguel Romero. Hubo pasión; cuarteleras, cánticos y poesía, como no podía ser de otra forma. Pero lo que sobrepasó fue el amor que Miguel Romero sentía por Puente Genil. La gran tristeza al estar fuera e incluso desterrado de su querido pueblo. De ahí sus escritos en la distancia hacia su querida Judea. Llegando el momento cúlmen, en la poesía a las Autoridades Judaicas y el diálogo con su esposa, cuando se pudo deducir que Miguel Romero murió de tristeza por no estar en su Puente Genil, por no vivir su Cuaresma. Para terminar con su poema más conocido junto con los demás hermanos de El Degüello "... y al pié del Nazareno, la eternidad dormir...".
Tampoco nos podemos olvidar de su reunión con sus amigos Los Langostos. Donde pudimos disfrutar de varias "coplillas" y alguna que otra carta y poema de Miguel. Y su encuentro con sus padres, los cuales fueron verdaderos narradores de su historia. La torre de la Purificación, el viento... todo perfecto y con una elegancia digna de la mejor compañía de teatro. Con una música ambiental, perfecta, sin aspavientos y muy elegante a cargo de Miguel Velasco.
Felicitar a todos y cada uno de los pontanos y amigos de Puente Genil (que desde hoy ya son artistas) que fueron protagonistas de la obra. A José Manuel Reina por su gran obra y a José Antonio Ortiz por su gran dirección. Y como no, felicitar a El Degüello. Por dejarnos este gran legado. Por hacer de su aniversario, algo distinto y en vez de leer un libro y guardarlo en nuestro archivo, disfrutar una obra con los cinco sentidos y guardarla en nuestro corazón.
Y como no, hacer mención especial a Rafael Sánchez Pérez, Manantero Ejemplar 2015 y que encarnó la figura de Miguel Romero. Los calificativos se nos acaban para describrilo. Su interpretación fue magitral. Sabía de sus muchas habilidades, a la que se añade el teatro. A Miguel lo hizo suyo, lo sintió y lo vivió. Por la simple razón, que Rafa, tiene mucho de nuestro gran Miguel Romero. Emocionándose en varias ocasiones.
Una y mil veces gracias a todos.