Gracias Rafa. Adiós hermano.


      Siempre se van los mejores de forma prematura. Es un dicho muy extendido en nuestros días, pero qué gran verdad lleva dentro. 

     Y así, sin pensarlo, y casi sin sentirlo, por la puta pandemia que hace que no puedas ver lo que deseas a los que tanto quieres, se nos fue nuestro Rafa. Un día muy recordado para España, el 23 de febrero. Y desde hoy, desgraciadamente, también muy señalado para nuestra corporación.

   


    Querido Rafa, como era imposible no quererte, incluso la enfermedad te conoció un día, te abrazó fuerte y ya no te soltó; y de forma muy rápida con su maldito y falso amor, consumió tu vida de forma rápida y sin preguntar. 

     Esta noche la tristeza ha podido con el sueño, y antes de que el desagradable sonido del despertador me zarandeara, el todavía más desagradable sentimiento del ser consciente, cada vez más, de tu ausencia terrenal, me ha despertado como si de una resaca de una gran borrachera fuera.  Y sin poder remediarlo me han venido miles de recuerdos en donde tú eras protagonista. 

     Me he levantado y, sin pensarlo, he ido donde tengo guardadas todas las ediciones de nuestra revista; de tu querida revista La Pecera. Donde tú eras, eres y serás el alma mater, sin duda alguna. Y cuál ha sido mi sorpresa que no he podido pasar ni una página de todas ellas. Empapadas me las he encontrado. Con la tinta corrida y todo el interior mojado y pegado. He decidido no tocarlas hasta que sequen para no estropearlas y ya, siempre con tu recuerdo, vuelva a poder hojearlas. Solo he podido ver, medianamente claro, sus portadas, siempre con Rafael, nuestro Arcángel como protagonista. Y como no, sus espaldas, con nuestro Señor de la Humildad siempre presente. Ya volveré algún día de estos para ver si han secado.

     He ido bien temprano al cuartel para poner el crespón negro. He entrado y no hay luz, todo cerrado. Por no haber, no hay ni agua. Que si todo esto del Covid no estuviera, no podíamos ni celebrar nada. ¿Qué vamos a celebrar Rafa? Buscando un rato en la sala de figuras el lazo negro, irremediablemente he mirado en la vitrina a tu querido Tobías Hijo; sin la capa, porque hoy la llevas tú. Qué importante y poderosa será la pena hoy, que hasta ella misma ha modificado los trazos de los dedos de Chifarri en el rostrillo y le ha cambiado el semblante a tu figura. Ya no se levantará la pecera como antes, ni se moverá el pez con la alegría como hasta ahora lo hacía, porque nadie lo vestía como tú. 



     Una vez solucionado el crespón del balcón donde tanto fumabas mirando al horizonte de la calle Santos, he pasado por la "casita" de la Virgen. Imagino que lo sabrás, pero tienes a toda tu legión de bastoneros de la Amargura a retortero, que no se lo creen. Estoy seguro que hasta que ya no te vean andurrear por ahí con tus papeles pasando lista cada Miércoles Santo, no serán conscientes de esto. ¿Quién va a pasar lista ahora Rafa? ¿Quién va a cuidar de los pies de la Virgen?.

     Después he ido a coger el coche que estaba en la cochera de las Bodegas Delgado y también me he quedado parado unos segundos en el Evangelio. Tus queridos Evangelistas. No he podido entrar, pero salía mucho frío por la rajilla de la puerta. Y estaba todo muy apagado. Si he visto así a Tobías Hijo, cómo estará San Mateo. 



     Se va una buena persona, un buen profesor, un buen hermano, un gran manantero. De los ejemplares sin ser nombrado. Cuánto pierde El Pez, la Amargura y la Semana Santa de Puente Genil. Nadie es imprescindible porque la vida sigue, pero ya nada será ni funcionará igual sin tu presencia. 

     Como dijo ayer nuestro hermano "Juanfe": honrado, inteligente, amante de la verdad. Defensor de hacer las cosas por derecho, de la rectitud y del compromiso. ¿Cómo no iba a ser un pilar fundamental en nuestras vidas?.

     Recordaba ayer el hermano "Nene", que el Tercer Sábado de Romanos, del 2019, se paraba todo. Y el Tercer Sábado de Romanos se nos va Rafa. ¡Qué gran verdad dijo!: "Cuando volvamos, ya nada será igual a como lo dejamos".  La esquina de la mesa queda vacía. Esa, al lado del Terrible, tras la puerta del salón. Si volvermos la vista a ese lugar, ya no podremos ver girar su cabeza, con el cigarro dejado de caer en el cenicero, y entre el humo y las gafas un poco caídas, esbozar esa medio sonrisa que dedicaba a cada hermano que se dirigía a él de forma alegre. Con los brazos apoyados en la mesa, algún alimento a la plancha y el vaso de uvita medio lleno para "engañar" en los brindis. ¿Os acordáis hermanos?.


     Pues sí hermano Rafa, ya nada será igual sin tu presencia. El Pez volverá a reunirse. Y seguirá viviendo y caminando, siempre con tu memoria y la de nuestros hermanos fallecidos. Pero hoy, hoy toca pararse. Hoy toca llorar la pena. Desahogarse. Añorarte y anhelarte de forma intensa. Hacerte presente en nuestras lágrimas y dejar salir la tristeza que nos inunda. Y no somos conscientes del todo, porque la vida no está viva en su plenitud. Cuando la vida sea vida de verdad, veremos más intensamente que ya no podremos llamarte para cualquier menester. 

    Cojo unas palabras de nuestro hermano Maíz, el cuál dijo anoche que dejas de vivir entre nosotros, para vivir en nosotros, Que así sea. Asi será.

     Espéranos arriba hermano. Al Pez celestial va sabiduría, trabajo y amor, mucho amor. Dale un abrazo fuerte a Rafa y a Lolo. Dejad aquello bonito ¿eh?. Y guárdate muchas de esas historias y charlas interminables que teníamos después de cada Sábado de Romanos en la mesa del cuartel. Un platito de almendras, un gin tónic para mi, y para ti, como siempre, agua con gas. La próxima charla te prometo no tener prisa en irme. 

    Gracias Rafa. Un abrazo hermano.




     Te quiere tu hermano Mario.